SOY POESÍA

No es verdad que sea un poeta,
o que algún día llegue a serlo.
No es verdad que yo domine
el argot de la poesía.

No es cierto que disfrute
y comprenda como todos
los más célebres versos.
Si nada tengo de eso,
yo no creo ser poeta.

Pero entonces ¿por qué insisto
en buscar palabras bellas,
o la belleza con su juego?
Si yo no soy poeta,
es tal vez, ¿que sea poesía?
que sea un infinito verso
que se escribe cada día,
que se forma con locura
con cada sol de la mañana,
y cada beso de la luna.

Puede ser que sea un poema
encerrado entre mis huesos,
cuyas rimas me sostienen,
que metáforas me mueven
y una métrica sin reglas
a mi corazón mantiene
latiendo versos en mi sangre,
abriendo abismos en mi mente;
y en cada herida
o pulso acelerado
el poema que soy, deja verse,
deja sentirse,
hasta tornarse en cicatrices
o en emociones menos fuertes.

Es verdad, no soy poeta,
soy un poema esclavo,
a mi cuerpo encadenado
que se mueve intranquilo
y alterado por la vida,
buscando ser un verso libre,
acumulando gota a gota
esa tinta invisible
que termine de escribirme
y me convierta al fin
en poesía.