mayo 21, 2008

AYER ESCUCHÉ TU NOMBRE

Ayer escuché tu nombre,
lo escuché muy claro
provenía de unos labios
que no me pertenecen.

Una voz familiar
que no habita en mi mente,
pronunció esa palabra
se extrañó de no verte.

No me equivoco, estoy seguro,
eras tú la que nombraba,
aunque al inicio no citaba
el título preciso,
muy bien te recordaba
por tu dulce contenido.

Y demoré en contestarle,
me había sorprendido,
estaba ilusionado
de que alguien conocido
supiera de tu esencia,
que no fuera fantasía.

Confirmé su referencia,
con tu nombre y tus signos
y ahí estaba su respuesta
endulzando mis oídos,
tu nombre pronunciado
por unos labios
que no eran los míos.

Alguien más te ha conocido
y además se ha extrañado,
de no verte a mi lado
de no verme contigo.

Lo que trajo a mi memoria
la certeza y la alegría
que recuerdo de tus ojos,
lo bien que te conozco,
y lo mucho que te estimo,
todo eso que vivimos
y lo que temo que olvidaste,
o que me hizo confundirme
al no saber si me trataste
como algo más,
mucho más que tu amigo.

Pero ayer, al recordarte
y extrañarte como siempre,
una dulce esperanza
florecía en mi mente.

Alegraba mi alma
el saber de un testigo
que confirma en sus labios,
que no somos extraños
porque estuvimos unidos
y si imagina lo mismo
que mi anhelo amoroso,
entonces yo me opongo
a seguir siendo tu amigo,
si podemos serlo todo
y si podemos serlo siempre
que pronuncien unos labios
tu nombre junto al mío.

No hay comentarios: