MIL PEDAZOS

Ojalá estallara en mil pedazos
en este mismo instante
o en este día al menos.

Ojalá ocurriera ahora
que una bomba activa
oculta bajo mi cama
o entre la sombra de mi cuerpo,
me tomara por sorpresa
y estallara sin piedad,
desmedida.

Y que en menos de un suspiro
terminara con mi aliento
con mi alegría pasajera,
con mi perpetuo sufrimiento.

Que mi alma no alcance
a escaparse por mis poros
para exiliarse en otro mundo
o en otro cuerpo ajeno,
y que en cambio
se confunda entre mis carnes
y explote en sincronía
para que nadie la reclame,
ni mucho menos
la persigan.

Que no conceda el estallido mi nostalgia,
ni el llanto del recuerdo
por todo lo que dejo,
por todo aquello
que no escribí en vida.

Que ningún adiós conceda
entre mi ser y mi estar,
para que mi dolor no pueda
nombrarse con un grito
desesperante de agonía.

Que no me mate el duelo
la tristeza, o la desgracia,
ojalá que muera yo antes
de saber que estoy muriendo,
cuando finalmente estalle
en mil pedazos muertos.