mayo 16, 2008

DUERMO, PERO NO DUERMO

Duermo, pero no duermo
porque vivo sin estar despierto,
porque sueño sin estar durmiendo.

Y es que por las noches
me recuesto y te recuerdo,
se oscurecen ya mis ojos
y cuando ya me siento solo,
cuando ya me siento triste
es que mi alma se resiste
a probar el dulce sueño
y prefiere sola irse
a buscarte y encontrarte,
a borrar sus cicatrices
con la caricia del sereno,
y entre las calles del insomnio
recrear cada detalle
de la dulzura de tu rostro,
del misterio de tus ojos,
para con ellos deleitarse
y después hipnotizarse
con el el arrullo de tus coros
tan alegres, tan preciosos
que mi alma al escucharlos
se olvida ya del tiempo,
se olvida de mi cuerpo
e interrumpe sólo el canto
para al fin probar tus labios
y saciarse con mil besos,
perderse entre tus brazos
y llegar contigo al cielo.

Por eso duermo, sin poder dormir
porque mi mente no descansa
preocupada por el alma
que se escapa de mis huesos
por las noches a tu encuentro,
y regresa en las mañanas
aliviada, enamorada,
pero sin rastro de recuerdo.

Entonces me despierto,
amanezco desolado
más triste y agotado,
pero ansioso de encontrarte
y decirte lo que siento,
para ver si es posible
el dominio de mi alma
y el descanso de mi cuerpo.

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